Telas, herbarios, vino

Hacia mucho tiempo que no me habia encontrado con la duquesa, y de hecho creo que ya me habia olvidado de ella.

Asi que el viernes pasado, Noche de los Libros en Madrid,

no reconoci la voz que me hablaba mientras estaba sentada en un banco de una plaza detrás de la Puerta del Sol.

Estaba yo anotando la recomendacion de un libro para niños, Historia Ilustrada del Rock, que sonaba realmente bien, cuando alguien murmuró «Long time not seen» … y alli estaba ella. Como si nos hubiesemos visto el fin de semana anterior, como si no hubiese desaparecido de nuestras vidas de repente.

¿Qué me dices de acercarnos a Planthae a oir hablar de los herbarios de Lorca? me dijo. Y asi, sin esperar a que yo respondiese, se levantó del banco y le segui. Me dio justo tiempo de avisar a la amiga que llegaba corriendo y la seguimos como habiamos hecho siempre, sabiendo que nos iba a llevar a algun sitio interesante y que nos iba a hacer pensar.

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Cuesta oírla, te tienes que acercar mucho, y estar preparada para parones repentinos. De pronto se metió a Julian Lopez, la tienda de telas que se ha movido desde Gran Via a la calle de la Bolsa. Yo no coso, pero la verdad es que la tienda nueva es espectacular, y ver todos esos rollos da mucha envidia. Entramos y empezamos a imaginar lo que se podria hacer con todo lo que encontramos, y mientras tanto la duquesa ya habia salido y nos estaba esperando junto a las margaritas de la entrada con gesto nervioso.

La charla de los herbarios empieza a las 8 y media, y os quiero llevar a un sitio antes que nunca os habeis acercado, y lo tendriais que conocer, nos dijo.

Asi que empezó a bajar deprisa, deslizandose por los adoquines, entre las calles de Lavapies. Ella no se chocaba con nadie, pero nosotras ibamos disculpandonos sin parar, hasta que de pronto llegamos a La Fisna – Vino y Cata, y nos dimos cuentaDSC_1665 de que tenia razon. Es uno de esos sitios que siempre decimos, hay que ir, tenemos que ir, has visto que buena pinta … y nunca vamos.

En La Fisna puedes beber y puedes comer, y puedes comprarte una botella y pagar 4 euros por el descorche, y tambien te puedes llevar tu botella a casa, que en la parte de atrás tienes dos salitas llenas de botellas de vino a cual más interesante.

Yo me tomé una copa de un Vouvray encantador, muy recomendable si estás con ganas de blanco pero no quieres un Ruedita, y por el otro lado cayó una copa de Borgoña que me aseguraron que les habia gustado mucho.

Seguimos alli sentadas esperando el momento de acercarnos a Planthae para escuchar que era eso de los herbarios de Lorca, que a mi no me sonaba de nada y me preocupaba un poco.

Si no habeis estado en Planthae, acercaos. Es un gabinete botánico, lleno de plantas DSC_1670de interior a cual más bonita. Pero no hay solo plantas. Puedes encontrar regaderas grandes y pequeñas, para usar y para adornar tus estanterias, y los tiestos son de todos los tamaños y colores.

Hay pendientes enormes y ligeros como plumas.

Y hay libros, libros sobre como no matar a tus plantas, libros como «La inteligencia de las flores» de Maeterlink, una recomendacion de Elena, la propietaria. Libros como Walden, de Thoreau, y libros sobre jardines en Viena. Los libros están invadiendo a las plantas y a la vez se hacen compañía, sin dejar de mirarse y hablarse.

La duquesa nos dejó entonces. Ya habia cumplido lo que queria, llevarnos a escuchar a Elena hablar sobre Lorca y su vida y su amor por las plantas y por las flores. Tenia otros sitios donde estar, otra gente a la que guiar.

Y nos quedamos en una tarde de primavera de Madrid, en una pequeña tienda de Lavapies, haciendo una tertulia en la que aprendimos sobre un libro de prosa de Lorca, «Impresiones y paisajes«, con sus viajes de estudios por España, compartiendo sensaciones y hablando de miel.

No se cuando volveremos a ver a la duquesa rusa, pero espero que sea antes que la última vez que nos encontramos, y que nos descubra más lugares y más sentimientos.

 

 

 

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